viernes, 20 de marzo de 2015

Un blog no es tan solo la persona que escribe. Un blog es una estética, un tipo de contenidos, unos lectores determinados que buscan, en este caso, unas lecturas determinadas. Y a veces, un blog se queda descolgado de su autora, o una persona se queda descolgada de su blog.

Y, obviamente, porque si no no os estaría contando esto, es lo que me ha pasado a mí. No es que ya no quiera seguir hablando de libros, no creo que pueda cansarme nunca de eso. Lo adoro, pero he decidido descolgarme de Gecko Books para empezar una nueva aventura. Los motivos son variados, pero se podrían resumir en que el blog y yo ya no estamos cómodas juntas. Creo que el cambio en las lecturas es obvio y me apetece comenzar de cero. Por eso cojo los trastos (los trastos son mis gafas, no me llevo nada) y os invito, si os gusta el tipo de libros que leo y cómo hablo de ellos, a acompañarme en el nuevo blog. Este se queda abierto por las reseñas que tiene, pero no volveré a escribir por aquí.

(está un poco a medio hacer como los pardales, pero dije que me lanzaba a la piscina... y me lanzo)

sábado, 7 de marzo de 2015

Reseña Una madre, de Alejandro Palomas

Narrativa / 242 páginas / 2014
(es bonita la portada, ¿eh?)

Si echamos un vistazo atrás a mis últimas lecturas, nos damos cuenta de que Una madre destaca por lo distinto. Desde luego, entre novelas brutales y pesimistas, ver una cuya bandera es la ternura y la esperanza es como mínimo curioso. Lo cierto es que no es un libro que hubiese pensado en leer, pero coincidió, y aquí estamos. Una cena de nochevieja. La madre, Amalia, con ganas de que sus tres hijos y su hermano se reúnan por fin en la misma mesa. El hijo contándolo todo desde su perspectiva. Mucho dolor por detrás, mucho dramatismo en sus vidas (las de todos, aquí no se salva nadie), pero muchas ganas de sobrellevarlo (algunos más que otros).
Es posible que esta noche confluyan a la mesa de mamá momentos, energías y requiebros tan dispares, tan largamente reprimidos, que quizá lo que mamá lleva tanto tiempo esperando sea una pequeña playa a la que de pronto han de llegar los restos de varios naufragios, con sus baúles llenos de intimidades, ropa mojada y botellas con mensajes.
El otro día comentaba con una amiga que Boyhood no me llamaba demasiado la atención porque a mí la cotidianidad como que se me antoja repetitiva. Para vida ya tengo la mía, supongo. Pero Una madre es la vida en todo su esplendor, y me ha gustado. Quizás sea por el tono en el que está narrada pero me ha resultado una lectura muy agradable y nada repetitiva. Palomas tiene una manera muy dulce de escribir, y eso que en ocasiones me resultaba más propia de un texto de no ficción (cuando narra acontecimientos y no sentimientos) que de este tipo de novela. Pero conjuga bien, entiendo que Una madre podría haber resultado terriblemente empalagosa por el tema principal que tiene. Sin embargo, Fernando (el narrador) adopta un tono amargo, lo justo, para que no olvidemos que sí, la jefa de la casa puede ser todo lo mona que quiera, y la vida dar una pausa, pero sigue ahí. También me ha resultado excelente la manera de ir desmigajando la información de la que disponemos del pasado de cada uno de los miembros de la familia: se hacen comentarios y podemos no comprender e interpretar, pero tarde o temprano todos los puntos están sobre las íes y todas las piezas encajarán unas con otras. Y es bonito ver cómo la madre sí pero no, o mejor, no pero sí, que parece que no está ahí por aportar esa vis cómica y hacer bromas, pero claro que sí, está pendiente y sabe todo lo que pasa por la mente de sus hijos. Otro punto a favor: fuera heteronormatividad. Puede parecer un punto ridículo, pero lo cierto es que encontrar que en un libro se acepte con tanta naturalidad el hecho de que dos de los hijos sean homosexuales, no ya por el resto de personajes sino en la historia, es muy bueno. Me explico: generalmente, en la literatura juvenil, cuando hay un personaje homosexual, está ahí por y para ser homosexual. No tiene su propia historia más allá de su “condición” (el amigo gay de la protagonista). Es algo que a estas alturas de la vida tendría que dar igual, pero no lo da.

Total, que Una madre es una novela ligera, entretenida, mona, cuca, adorable, llena de esperanza, bien escrita, familiar, íntima, introspectiva. Para leer en un par de tardes y recordar con cariño. Ya os digo que no es el tipo de libro que leo, pero me ha gustado mucho y no me importaría leer algo más, algún día, de Alejandro Palomas. Me parece que puede tener mucho que contarme. De momento os dejo con esta recomendación, a ver si Amalia os puede hacer pensar un poco también a vosotros.  

Puntuación:
3/5

jueves, 12 de febrero de 2015

Reseña El gran cambiazo, de Roald Dahl

Relatos / 176 páginas / 1974

Desde que tengo uso de memoria, Roald Dahl ha estado en mi vida de lectora. Al principio con sus cuentos y poesías para niños (¡Qué asco de bichos! es memorable), y cuando aprendí a leer pase a sus novelas infantiles. Pero me quedaba una cosa: su producción para adultos. El año pasado me resarcí con Relatos de lo inesperado, una serie de cuentos maliciosos y perversos que disfruté muchísimo; y ahora, durante los exámenes de enero, fue El gran cambiazo (Switch bitch) el que me acompañó. Sobra decir que son lecturas agradables, que ponen al lector en una situación un tanto incómoda (sobre todo en este caso) por los temas que tratan, pero que gracias al buen hacer de Dahl la sensación posterior a la lectura es muy positiva. El libro está dividido en cuatro relatos: dos pertenecientes a las memorias del tío Oswald (que, según el compilador de las mismas, ruborizarían al mismísimo Casanova): “El tío Oswald” y “Perra”; las otras dos son historias independientes, “El gran cambiazo” y “El último acto”. Son solo cuatro, ¿vamos por partes?
Del mismo modo que una mujer aficionada a los caballos acabará por tener las piernas estevadas de tanto montar, a una mujer muy apasionada los hombros se le redondean curiosamente de tanto abrazar a los hombres. Se trata de una deformación profesional, la más noble de todas ellas
Con respecto a las dos relacionadas con el tío Oswald, se comienza frunciendo el ceño ante las hazañas y los pensamientos del narrador (sobre todo en “Perra”, es sobrecogedora la naturalidad con la que aceptan el descubrimiento que se ha hecho y sobre todo los usos que podrían darle), pero se termina sonriendo. Es curioso porque en muchas críticas de las novelas de Dahl se le tilda de machista, y aunque es verdad que sus personajes masculinos adoptan una perspectiva misógina que a mí sí se me hace incómoda, no me resulta, al menos en este caso, fruto de la ideología del autor. Son personajes que reciben su merecido, en mayor o menor medida. No se puede decir que aquí las mujeres tengan profundidad psicológica, cierto, pero tampoco hay más personajes que el protagonista con un fondo o una historia. Además, ya os digo que Oswald recibe su merecido y si somos lo suficientemente maliciosos cerraremos el libro con una sonrisa en los labios. “El gran cambiazo”, por otro lado, es la historia de dos maridos que consideran que sus mujeres son estúpidas y que por lo tanto pueden hacer lo que quieran sin que nadie se dé cuenta. Alguien manejando a alguien que maneja a otro alguien para que finalmente ese alguien le dé la vuelta a la sartén y la coja por el mango. Creo que ese relato, seguido por “El tío Oswald”, es el mejor de los cuatro y el más significativo. Es en el que mejor se ve lo que pretende hacer Dahl y donde se comprende, si nunca se le ha leído antes, que le gusta mucho por un lado darle la vuelta a las cosas para hacer que sean lo que no parece y por otro salir por la tangente con locuras imposibles. Finalmente tenemos “El último acto”. Sentimientos encontrados, creo que es demasiado largo para lo que ofrece y que empieza muy bien para dar con un final demasiado abrupto. Sí es verdad que la idea presentada es escabrosa y muy en la tónica del resto del libro pero no está al nivel ni mucho menos. Mencionar también que en los cuatro relatos se toca de un modo u otro el tema violación. No se menciona como algo negativo en ocasiones (ya he comentado la dudosa moral de algunos personajes), pero sí se presenta como un aporte interesante para las distintas tramas. El resultado es que son relatos recomendables, unos en mayor medida que otros pero Dahl al fin y al cabo. Es mejor para lectores que ya hayan probado al autor. Para empezar, mejor los Relatos de lo inesperado o sus obras infantiles.

Puntuación:
3/5  

domingo, 18 de enero de 2015

Propósitos lectores para este 2015

Como ya anticipé en la primera entrada publicada este año, quería hacer una declaración de intenciones temporada 2015 para el blog. Los primeros días del mes de Enero siempre llenan la blogosfera de ambiciosos y prolíficos retos de lectura: que si ocho u ochenta libros, que si la saga tal o el actor cual, que si todos los libros nominados al premio patatero, que si mil ingeniosas búsquedas de elementos en portadas... y Gecko Books nunca se ha quedado atrás, es verdad; el año pasado por estas fechas -más o menos- andaba yo elucubrando a qué retos me iba a apuntar (resultado: a todos). Retos de los cuales, por cierto, no os he traído un balance, no me atrevo; pero así a ojo de buena cubera, habré completado más o menos la mitad. Sin embargo en 2015, que ya es otro rollo (¡estamos a la misma distancia de 2030 que del 2000!), quería cambiar un poco las tornas. Quien dice cambiar dice seguir con la tónica que he llevado estos últimos meses... pero regresando por aquí.
  • Lecturas: me he propuesto en Goodreads las 70 lecturas anuales, pero no me supondrá ningún problema bajar esta cifra si veo que no llego. Esa obvia bobadina que parece que hay que recordar (lo de leo porque quiero y no para completar el reto) cobra sentido ahora. No busco leer ningún número concreto de libros. Solo quiero la chapa que obtienes en la red social literaria si lees lo propuesto. Aprovecho para decir que no voy a aceptar a nadie más así que os agradecería que en lugar de mandarme petición de amistad le dieseis a aquello de seguir al usuario.
  • Cómo: parece mentira, pero llevo un par de meses dándole vueltas a la metodología que habría de seguir en mis lecturas. No quería ponerme una serie de metas demasiado alta (sí que tengo una lista mental de libros que quiero leer, pero se va a quedar en mental para evitar el escarnio público al finalizar el año). Finalmente he decidido hacer dos series de una novela clásica y una contemporánea para pasar después a un comodín (que pueda ser algo más light, que no aporte tanto, lo que quiera, lo que viene siendo la definición de comodín).
  • Retos: no pretendo apuntarme a ninguno más que a alguno puntual. Durante todo el año participaré por supuesto en el Project del que ya os he venido hablando en los últimos meses y me he apuntado a la lectura de una novela de Pardo Bazán aquí, pero más allá de este tipo de lecturas conjuntas no quiero forzarme a leer sagas, autores o libros con características concretas porque sé de buena tinta que no cumpliría nada.
  • Pero qué lecturas, Sara: como podréis deducir, mi intención es leer más clásicos, más novela contemporánea y erradicar por completo la literatura juvenil salvo, nuevamente, casos puntuales (mis últimas lecturas de este marco de novelas no han sido santo de mi devoción y no veo que me vaya a aportar mucho más). Además de esto pretendo continuar explorando la fantasía, el relato y la ciencia ficción (el reto de los Hugo no lo aparco por el momento) y comenzar a leer no ficción y poesía de manera continua. Poco más, la verdad.
  • Referente al blog: reseñas estructuradas como esta y esta otra, cuando me apetezca publicar y tenga tiempo, así que no esperéis entradas semanales ni cada X días porque no las habrá. También he pensado retomar el hablar de películas, pero eso ya lo veremos más adelante porque no estoy segura de que vaya a hacerlo.
Son propósitos bastante sencillos y tengo un margen amplio para cumplirlos. Se podrían resumir en leer más y leer mejor, como quiera y cuando quiera sin fechas absurdas ni cantidades desorbitadas. Dejo aquí a continuación la lista de libros leídos este año con la puntuación dada en Goodreads (es decir, sin medias estrellas):
  1. El misterio de Sans Souci de Agatha Christie (2/5)
  2. El rey tras el cristal oscuro de Pablo Felder (4/5)
  3. Las partículas elementales de Michel Houellebecq (3/5)
  4. El gran cambiazo de Roald Dahl (4/5)

martes, 13 de enero de 2015

Reseña El rey tras el cristal oscuro de Pablo Felder

Ciencia ficción / 460 páginas / 2013

Si el otro día os traía Cabotaje, el primer libro leído para el premio Guillermo de Baskerville, hoy os hablo de la novela que he terminado hoy mismo y que ha resultado ser una lectura de lo más interesante también, siendo historias completamente diferentes. El rey tras el cristal oscuro es uno de esos libros que utiliza la ciencia ficción como pretexto para contar una historia que toque todos los temas más profundos con respecto al ser humano (religión, duda, vida).

Nos situamos en un futuro donde el lugar o el momento precisos no tienen importancia alguna. La clave está en el cómo. Los capítulos se dividen en dos partes, una en la que se nos cuenta cómo se llegó a esa situación en un primer momento y otra en la que se nos cuenta, en presente, la historia que sería la verdadera trama de la novela. Con respecto a la puesta en escena puedo decir que si bien en un principio me estaba sonando un poco a lo leído de siempre, una vez se avanza en la novela la situación científica y religiosa comienza a resultar muy atrevida. Interesantes las reflexiones sobre Dios, como lo son también las focalizadas en los creyentes y los no creyentes (me gustaría ahondar más en este tema, pero lo cierto es que es algo que preferiría que descubrieseis por vosotras mismas). Y, esta vez hablando de la historia de “el hombre” (genial el no darle un nombre propio y tampoco una historia personal más allá de los comentarios que puedan hacer en retrospectiva otros personajes: mantiene las distancias): tiene ciertos aspectos familiares de otras tramas de ciencia ficción, pero lo importante no es lo que hay, sino cómo lo utiliza Felder para sus propios intereses lo que es realmente elogiable. Con esto me refiero a que no lo calificaría como un libro de ciencia ficción, sino de narrativa sin más, puesto que si bien el contexto es el de una nave espacial con un súper ordenador y demás, esto no es más que un croma. La magia va después.

La escritura es, como el protagonista, aséptica totalmente. Descripciones cuidadas, abundante narración y diálogos escasos conforman un cuadro en el que resulta complicado que diversas situaciones extrañas resulten forzosas. No hay más que leer unas pocas páginas para darse cuenta de que la prosa del autor es intensa y oscura, y no hay más que leer una pequeña parte del primer capítulo para darse cuenta de que hay algo enigmático dentro de esta novela (¡habla de catedrales!), algo que merece la pena descubrir, ya os lo digo yo desde la última página. Claro está que tiene sus fallos: una ligera precipitación en las últimas páginas, una transición que peca de abrupta algunas veces entre historia e historia y, por qué no, menos tratamiento de la sociedad en ese momento de lo que a una le gustaría. Pero son fallos comprensibles, y es una novela abierta a interpretaciones, dudas, certezas, a que acabemos tan tocados de la cabeza como el hombre, a que imaginemos qué pasa después de todo. Desde luego, todo esto hace que no sea un libro para todo el mundo, y sin ser una lectura dificultosa tampoco es especialmente sencilla. De todas formas, os animo a que lo leáis.

Puntuación:
4/5

sábado, 10 de enero de 2015

Reseña Cabotaje, de Marisol Torres

Relatos / 128 páginas / 2014

Antes de nada: tengo pendiente una entrada en la que hablaros de mis propósitos lectores de este año, de lo que pretendo hacer con el blog y las reseñas y de lo que surja, pero tenía más pendiente aún esta reseña, así que aquí va. Lo otro durante el mes de Enero, supongo.

El premio Guillermo de Baskerville fue creado por los administradores de Libros prohibidos, una web de literatura que deberíais visitar todos los que no cesáis de gruñir porque entre los blogs es difícil encontrar libros fuera de la norma. Javier Miró (autor de esta fantástica novela) me propuso participar como miembra (¡qué miembro ni qué leches!) del jurado, y el resto es historia. Como son gente de bien que sabe explicarse, os dejo un enlace a la entrada que habla del premio y me dispongo a comenzar.

Cabotaje es un compendio de relatos que cuentan historias que no parecen tener gran relación unas con otras, y que a medida que vas leyendo lamentas tener en el lector electrónico y no poder volver muchas hojas para comprobar si efectivamente aquel comentario hablaba de aquel otro personaje de aquella otra historia. Total, que decía que son relatos, algunos conectados entre sí y otros que no, que van desde la infancia hasta el final de la vida cogiendo pequeños elementos de la vida y ahí creando la historia que cuenta. Así, el cabotaje (que viene a ser un ir de cabo en cabo sin alejarse demasiado de la costa) sería el acercamiento a las distintas partes de la vida, con una perspectiva... curiosa. Marisol Torres presiona al lector con historias que calificaría como de lo más peculiares, temas amargos e incluso desagradables en ocasiones, hablando de sexo, de muerte y asesinato, de frivolidad en la adolescencia, de una manera directa y brutal, que no pierde el tiempo con florituras absurdas.

Cabe destacar que como casi todos los libros de relatos que nos podemos encontrar, en Cabotaje hay relatos que me han gustado mucho, relatos que menos y relatos que me han resultado de lo más anodino. La sensación general ha sido muy positiva, eso sí, mucho diría yo, y recomendaría mucho leer el libro, que además es tan corto y está compuesto de relatos de tan pocas páginas en su mayoría que se lee en un santiamén sin pretender tener un ritmo vertiginoso de esos que tan poco me gustan. A destacar los relatos De princesas y dragones, Anguilas eléctricas en nubes de Cola-cao, Tuenti, Nácar sobre el marmol, Uñas azul añil, Un punto final (qué angustia, madre mía), ¿De dónde sale este otoño? (aunque solo sea por mi lado más élfico), Aversión a las setas, Divino paragüero y, por supuesto, ese maravilloso broche final que es La enfermedad del lado izquierdo... y del derecho. Lo cierto es que Marisol Torres tiene una gran capacidad para transmitir sensaciones y por eso pese a la gran variedad de temáticas que hay en la recopilación no hay nada que parezca salido de tono ni extraño. Ya sabéis que me cuesta mucho leer libros de autores desconocidos por mí por grandes decepciones que me he llevado en el pasado, pero tenía un pálpito con este libro por las referencias que tenía y desde luego no me ha decepcionado para nada, resulta una lectura muy amena, correcta y muy bien escrita. Os animo a que la leáis y a que os sorprenda.

Puntuación:
3/5*

*(sin medias estrellas)